Senda del Gigante del Valle Estrecho
Siguiendo la carretera conocida como “Ruta de los pantanos” desde Cervera de Pisuerga y pasado el pueblo de Santibañez de Resoba, encontraremos el aparcamiento desde el cual se inicia la ruta.
En los 2 primeros kilómetros la ruta sigue un camino ligeramente ascendente hasta llegar al Mirador de Peñalbilla. Por el camino dejaremos a la izquierda Peña Negra (1445 m) mientras disfrutamos al mismo tiempo de una bella panorámica de la Sierra de Peña Labra o el Pico Tres Mares, entre otras cumbres representativas.
Una vez superado este primer tramo algo más exigente, el resto del paseo nos conduce por amplias praderas de montaña donde pasta el ganado vacuno. Así llegaremos en poco tiempo al final de la ruta, donde podremos disfrutar de nuevo de las vistas desde el Mirador de Caldacio.
Este mirador cuenta con un panel interpretativo que nos relata la leyenda del Gigante del Valle Estrecho, descrita a continuación. El camino de regreso lo tomaremos por el mismo itinerario que en la ida.
Leyenda del Gigante del Valle Estrecho
Habla la leyenda de la belleza y bondad de una muchacha en un recóndito rincón de la Montaña Palentina. Ningún joven de aquellos pueblos escondidos en el valle se atrevía a acercarse a ella. Era la hija del Gigante del Valle Estrecho.
Sumida en su desdicha, después de varios intentos por alejarse de su padre, ideó una forma para escapar. Con la ayuda de algunos vecinos, buenos conocedores del bosque y los misterios que encierra, recopiló plantas con las que preparó un brebaje.
El Gigante, como hacía habitualmente, se sentó a comer con voraz apetito y aquella comida regada con el brebaje preparado le sumió en un placentero sueño que permitió a su bella hija huir hacia la Peña Redonda y desde aquí el horizonte infinito de la Tierra de Campos.
Al despertar de aquel profundo sueño y consciente de lo que había ocurrido arruinó con sus propias manos su vivienda cuyos restos aún se pueden ver en los “Castros de la Vega”.
Y cuentan que, durante mucho tiempo, al atardecer, subía a la Peña Redonda para otear las llanuras por las que se había marchado una parte de él mismo. Hasta que en una ocasión se tumbó con la esperanza de ver regresar a su hija.
Y aunque el Gigante mantiene su sueño, sus lágrimas siguen derramándose por la montaña y brotando en la conocida “Fuente Deshondonada”, que resurge con más fuerza cuando se aproxima la fecha de aquella triste partida.
- Flora
El estrato arbóreo está poco representado en la ruta, claramente dominada por los prados de diente con abundantes herbáceas típicas de la Montaña Palentina, como narcisos (Narcissus sp.), acónito (Aconitum napellus), orquídeas, dedaleras (Digitalis purpurea), etc. Abundan salpicando el terreno matorrales de escobas (Cytisus sp.), piornos y brezos (Erica sp., Calluna sp.…).
- Fauna
La escasa longitud de la ruta y el hecho de encontrarnos en terreno abierto reduce la posibilidad de avistar fauna salvaje. Sin embargo, siempre es posible divisar algún grupo de corzos (Capreolus capreolus), ver la silueta en el cielo de algún buitre leonado (Gyps fulvus) o sorprender a alguna lagartija despistada aprovechando el sol sobre una roca.
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Inicio y Fin - Parking Senda del Gigante del Valle Estrecho
P-210, 16-14