Bodegas Zarzavilla

Carmelo Serrano González es un reconocido empresario palentino del sector del mueble, natural de Frómista, donde se inició como empresario y donde vivió desde su niñez las actividades vitivinícolas. Su abuelo Alejo Serrano, apodado “El Botero” en el pueblo, por su oficio de fabricante de odres o pellejos de vino, emigró desde su Lerma natal a Frómista a finales del siglo XIX, y se dedicó también a la producción de vino y a su comercialización, para lo cual adquirió un lagar comunal y una espectacular bodega subterránea.

La bodega, probablemente construida en el siglo XV, por su perfección constructiva con arcos góticos, excavados en una durísima arcilla, que se mantienen intactos, y por su singularidad, con 42 metros de amplias naves a tres niveles, debió pertenecer a un monasterio o castillo feudal establecido en el entorno, ya que el barrio de bodegas de Frómista donde se encuentra, en un pequeño altozano, se denomina “Bodegas del Castillo”.

En el lagar ha establecido Carmelo Serrano el botellero, el etiquetado y la recepción de visitas en una zona de cata en la que ha instalado la antigua barra del bar que regentó su abuelo Alejo en la antigua casa de postas denominada la Fonda de Don Tirso. No es de extrañar que, con todo este patrimonio histórico a sus espaldas, Carmelo haya decidido revalorizarlo, darlo a conocer y recuperar las actividades vitivinícolas tradicionales a las que se dedicaron su padre y su abuelo.

Una admirable carga romántica que se completa con “un vino con alma, rojo pasión, criado en barricas de ilusión y pura poesía líquida”, Zarzavilla, elaborado a partir de mosto yema de la Ribera del Duero, porque en Frómista no existe más que una producción testimonial de uva, y envejecido en barricas de roble, francés y americano al 50%, en el idóneo ambiente de la bodega subterránea. Rojo intenso con tonos morados, frutos rojos maduros en nariz y taninos dulces con roble de calidad en boca, avalado como Vino de la Tierra de Castilla y León.