San Martín de Tours
El templo de San Martín de Tours representa uno de los principales tipos del románico palentino. Emplazado en pleno Camino de Santiago, en él recalaron influencias procedentes de Santiago de Compostela y Jaca. Su origen se debe buscar en el monasterio benedictino fundado por Doña Mayor, Condesa de Castilla y Reina de Navarra (viuda de Sancho el Mayor de Navarra) en 1066. No obstante, el templo actual debió construirse a finales del siglo XI.
Por la excelencia de sus formas fue declarado Monumento Nacional el 13 de noviembre de 1894 y, por lo tanto, incluido dentro del catálogo de Bienes de Interés Cultural (BIC).
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, sufrió una profunda restauración, no obstante, se mantuvo su perfecta construcción y amplio programa iconográfico, muestra del espléndido arte románico de nuestra provincia.
Sorprende la perfección de sus formas y volúmenes que se traducen en un equilibrio arquitectónico cuyo resultado es un edificio de gran belleza constructiva. Sin lugar a dudas su impresionante panoplia ornamental ocupa un lugar especial.
De planta basilical, formada por tres naves, aparece resaltada la central por su anchura y altura. En el crucero, destaca su soberbio cimborrio poligonal, que ilumina el interior de la nave, decorando sus trompas las figuras de los evangelistas. En el hastial situado al oeste se encuentran dos torres cilíndricas que aportan al conjunto equilibrio y volumen.
Al contemplar sus formas externas, llama poderosamente la atención la bella imposta de taqueado jaqués, articula la fachada del edificio y decora las chambranas de los ventanales y portadas.
Brilla con luz propia la extraordinaria decoración escultórica de portadas, capiteles, columnas encapiteladas y canecillos. Especial relevancia tienen los más de 300 canecillos que pueblan los aleros del templo. Los de la cabecera parecen tener un patrón clásico con figuras que evocan modelos greco-romanos de gran belleza. El repertorio muestra motivos animales (leones, personajes que pelean con ellos, monos…), entrelazados, palmetas, volutas… Destacan los historiados y algunos capiteles eróticos.
Su austero interior aloja a su vez bellísimos capiteles de entre los que se deben mencionar los que cobijan las escenas de temática bíblica (el Pecado Original, la expulsión del Paraíso o la Adoración de los Reyes Magos) y aquellos con una iconografía simbolista enfocada en ocasiones a moralizar a los fieles (fábula del “cuervo y el zorro”, individuos sobre leones, etc.).