Iglesia de San Pedro
La construcción de este templo se inicia en el siglo XIII, como puede apreciarse en su esbelta espadaña y en los ventanales con capiteles vegetales de estilo cisterciense conservados en la nave del evangelio. Sin embargo, su aspecto actual es fruto en gran medida de las reformas que se llevaron a cabo en esta iglesia a lo largo de los siglos XV y XVI.
El edificio tiene tres naves separadas por pilares que soportan bellas bóvedas de crucería estrellada en la nave central y de terceletes en las laterales. Como en otros muchos templos de la Tierra de Campos, el tejado de la nave central descansa sobre unas curiosas cubiertas de madera que apoyan en toscas zapatas de piedra.
Entre las obras de arte que alberga la parroquia destaca su retablo mayor, realizado en el último tercio del XVI por Hernando de Nestosa y decorado con esculturas y relieves de la vida de san Pedro. Como en otras obras del artista, los huecos de las ventanas del templo se incorporan de un modo teatral al retablo. También se conserva la predela del antiguo retablo mayor, obra de la primera mitad del siglo XV, con interesantes pinturas que se han relacionado con el círculo del gótico internacional de Nicolás Francés. En las naves laterales podemos contemplar además otras tallas y retablos de los siglos XVI-XVIII, como el Cristo del Miserere o la bella escultura barroca de la Inmaculada.
A los pies del templo se ubica un coro alto con sillería del siglo XVI, órgano neoclásico y sencillo artesonado mudéjar. De estilo mudéjar es también la interesante puerta del acceso principal.
En las inmediaciones de la iglesia de san Pedro se encuentra la ermita de La Cruz (s. XVII), donde en Semana Santa tiene lugar la tradicional subasta de los pasos procesionales.